Friday, April 22, 2011

¡Ay Dios… quiero ser grande!

No se cuántas veces de niña (de entre 9 y 10 años) repetí esto: ¡Ay Dios… quiero ser grande! Bueno, si, lo se, probablemente, lo dije, miles de veces. Obviamente, todas las veces que dije esto fué en mi mente y otras, murmurando. Dios me librara a decir esto frente a mi mamá o a mi papá, siempre, en mis pensamientos, ja,ja,… si, pues que van a pensar: ¡Que estoy sufriendo! ¿En mi etapa de niñez? Pues algo, en mi mundo… eso para mi era terrible…

Y; ¿Cuál era el afán, el interés de ser grande? Pues, yo no quería comer mas gandules, garbanzos, no quería mas sardina, la llegue a odiar y todavía estoy en trauma. También quedé traumatizada con el corned beef, de adulta aprendí que existe un corned beef, “gourmet”, el cual tampoco me interesa porque para mi corned beef es corned beef, no, gracias…

Me la pasaba espulgando, como me decía mi papá: No espulgues y come. Yo hacía unas clase de montañas, mas grandes que las de Los Tres Picachos en Jayuya. Yo me sabía todos los trucos habidos y por haber para safarme del “terrible” menú. Por ejemplo: Me duele la barriga, tengo dolor, tengo sueño, no tengo hambre, ya comí, me pica el brazo, tengo algo en el ojo, me duele el pie, vengo ahora, mira el plato ya terminé y las montañas, crecian. Ahora, si yo me creía que me sabía todos los trucos y excusas para “no comer” mas trucos se sabía mi papá y a todas mis quejas le encontraba una contestación, lo que mas deseos me daban de avanzar a crecer, ser grande.

Cada vez que yo veía esa corned beef pensaba: Cuando sea grande no voy a comer corned beef, ni jamonilla, ni garbanzos ni huevos fritos, FO, pensaba pero no lo decía, ni loca…

Deseaba ser “grande” también para ponerme lipstick rojo, aunque yo tenía de esos de Avon de frutas (el de fresa y el de chicle eran mis favoritos) no era lo mismo, yo quería lipstick de verdad, lipstick Rojo.

Y pues, eso era algo que usaría, una vez creciera, cuando fuera grande, por fin. Mientras tanto, sigo “sufriendo” comiendo corned beef y usando los lipsticks de embuste, los de frutas como una nena chiquita: ¡Ay Dios… quiero ser grande!

Recuerdo que una de las mejores amigas de la mamá, de una de mis amiguitas era bien bonita y yo pensaba: Cuando yo sea grande quiero ser así. Ella era bonita, elegante, siempre super bien vestida, super maquillada, con lipstick Rojo, tacos, carteras grandes de piel y un carro nuevo, yo pensaba que ella era modelo y rica. Cuando ella llegaba al vecindario, todos los nenes la miraban y la pitaban y mas yo quería, ser grande… Un dia ella llegó a visitar a la mamá de mi amiguita con un hombre alto y elegante y yo pensaba, imagínate ella tan bonita, puede tener muchos novios ja,ja,ja,…

El tiempo pasa tan rápido, “creces”, pasas de ser una niña a una adolescente, y luego a una jóvencita y ya, en un abrir y cerrar de ojos: Eres una mujer, grande… y ahora, puedes comer lo que quieras, te puedes pintar los labios Rojos, los muchachos te pitan, usas carteras grandes de piel, tacos, puedes tener muchos novios…

Dios me libre decir esto en voz alta, que van a pensar ¡Que estoy sufriendo! ¿En esta etapa de mi vida? Pero la verdad es que aún pienso y murmuro: ¡Ay Dios… quiero ser grande!











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